martes, 16 de septiembre de 2014

CAUSAlidades

Creo que las cosas mayormente pasan por algo. En el 2011, cuando vivía en Juiz de Fora (Minas Gerais), le escribí a una mujer argentina por couchsurfing preguntándole si podía darme posada a mi y una amiga ecuatoriana en su casa en Tirandentes (Minas Gerais), una ciudad histórica de Brasil muy famosa que queda a 150 KM de donde yo estaba. La mujer, que se llamaba Paula Spivak, me respondió diciéndome que sí, que llevara bolsas de dormir porque me nos íbamos a quedar en la sala. Mi amiga y yo nunca nos decidimos y, por razones que no recuerdo, no fuimos a Tiradentes esa vez. 



En el 2012 me mudé a Belo Horizonte, la capital del estado de Minas Gerais, que queda a 188KM de Tirandentes. Cuando llegué aquí viví unos meses en el barrio Padre Eustaquio, y luego, en el 2013, me mudé para el centro, exactamente para la casa de Marcia, una mujer que ha sido unos de mis ángeles en esta ciudad. En octubre de ese mismo año fuimos a Tiradentes a la casa de su hijo, una casa grande, muy bonita, y muy parecida a la que sueño tener. Hace unos días recordé que Marcia me había dicho que esa casa era de una argentina. Le pregunté el nombre de la mujer y me dijo: Paula Spivak. No se imaginan lo que sentí por unos segundos. Me sorprendí demasiado. Tiradentes no es muy grande, pero Belo Horizonte, sí. Pude vivir en mil partes, pero no, por algo escogí la casa de Marcia. Algo me trajo hasta aquí. ¿Conspiración del universo? Probablemente. Y eso no es todo.

Hace unos meses vi que iban a hacer un evento en Bogotá de un tema que era muy próximo a lo que había investigado en mi maestría. Mandé un artículo y sin saber si iba a pasar o no, compré los pasajes, también con la incertidumbre de no saber si me iban a dar permiso en el trabajo. Cuando me dieron permiso y vi que iba a participar con mi ponencia en el evento, le avisé a mis amigos que viven en Bogotá y a Mar, mi mejor amiga de Barranquilla. Pocos días antes escribí en Facebook preguntando si estaba muy frio en Bogotá, y Jose, un amigo que vive en Argentina (otra vez), me preguntó que si iba para Colombia, le dije que sí. Me preguntó que si iba a Montería, le dije que sí. Me preguntó que día llegaba, le dije que el jueves. Le pregunté que si el iba, y me dijo que sí. Le pregunté que día llegaba y me dijo que el jueves. Nos encontramos en Montería, en plena Ronda del Sinú, el viernes a las 3 de la tarde, después de 5 años de no vernos. ¿Casualidad? ¿La magia me está persiguiendo? 

A las 7 de la noche de ese mismo día recibí un mensaje de Mar diciéndome: Me promovieron y el lunes me voy para Bogotá a hacer una capacitación. ¿Qué día llegas tu a Bogotá?. Le respondí: El lunes. ¡Me pellizqué! Eso no podía estar pasando. Ese lunes nos reunimos en la Zona T, varios amigos a celebrar que esos puntos se habían unido. Y yo a disfrutar de su compañía, porque me encanta estar con ellos. 

Tiradentes. Paula Spivak. Belo Horizonte. Marcia. El Hijo. La casa. Jose. Montería. Bogotá. Mar. Zona T. Colombia. Muchos puntos que no sé porque se unieron. Todavía no he descifrado porque pasó lo que pasó. Tampoco para qué pasó. Tal vez no lo descifre nunca. Pero se siente bien saber, aunque también es un poco asustador, que hay algo detrás de nosotros que no vemos, que nos recuerda que no tenemos el control de todo, y que la vida está hecha de sorpresas, que pueden ser encantadoras. ¿CAUSAlidades?

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2 comentarios:

  1. Nos gusta creer que podemos tener el control de casi todo. Da una seguridad que no se la cree nadie, pero que ayuda a seguir adelante, ¿no?

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