sábado, 30 de noviembre de 2013

No es una guía actualizada de suicidios // Não é um guia atualizado de suicídios

[Versão em português embaixo]

La vida es una montaña rusa. A veces lenta, a veces rápida, a veces subiendo, a veces bajando, a veces ninguna de la dos. El juego de la vida consiste en controlar esos rieles para tratar de que no vayan en bajada. Estudiar, trabajar, salir, conocer gente, crecer, casarse, tener hijos. Nada de eso es fácil. Una de las cosas que hace difícil la vida, en mi opinión, es la relación con las personas. Hay días que quisiera estar de acuerdo con todos, no ser tan sensible, ser más flexible, no tener diferencias, o simplemente no sentir o no tener que relacionarme con nadie. Suena a cosa de ermitaños ¿No? Pero, naturalmente no puedo. Si lo pienso mejor, no quiero. El sistema tampoco me deja y mi vida sería más difícil, paradójicamente.

Siempre estamos dependiendo de algo y por lo tanto de alguien. La autosuficiencia es una utopía y más en estos tiempos. Norberto Chaves dice: “Se ha universalizado el “prêt-á-porter” [...] el individuo ya no tiene que molestarse en producir nada; su actividad se limita, en el mejor de los casos, a escoger.” Y es así, siempre estamos necesitando de alguien, aunque sólo sea para escucharnos.

Wilson de la película "Náufrago"


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Fotos // Fotos

[Versão em português embaixo]

Parece que cada vez somos más visuales. En Facebook las canciones se han convertido en imágenes, las anécdotas en historietas, la vida de cada uno en fotos. Las fotografías congelan el tiempo, son una manera de representar visualmente (y en un cuadro) un segundo (-o varios- hay obturaciones de horas), son cuentos hechos imágenes, son un pedacito de lo que se retrata, una foto de uno es también un poquito de lo que es uno: un ángulo, cierta ropa, un gesto, unos amigos, un fondo, un corte de pelo, o de lo que se fue.
Mis hermanos y yo cuando éramos pequeños

lunes, 4 de noviembre de 2013

Camas y no-camas // Camas e não-camas

[Versão em português embaixo]

He dormido en muchas camas: de soltero, camas dobles, cunas, camarotes, sofá-camas, etc. En situaciones normales, la cama como lugar de descanso es un lugar de entrega, nos entregamos a las sábanas, a ese pedazo de tiempo, el sueño es como un no-estar, estando, confiamos ciegamente (y esto es literal) en el ambiente que rodea la cama. Nadie piensa cuando se va a dormir que el techo le va a caer encima, que va a entrar un murciélago por la ventana,  o que se va a partir una pata de la cama. Nos acostamos, cerramos los ojos y es como si nos metiéramos dentro del colchón.

Particularmente me gusta mi cama. Una cama doble que me espera en Montería y que mi mamá compró para mí después de que mi hermana se fue a vivir con su esposo en otra casa. Esta cama es de madera, una madera que desprende un olor un poco dulce, que deja mi cuarto perfumado y lo hace particular. El colchón que la acompaña es más duro que blando, algo perfecto, porque tengo problemas de espalda, y las sábanas siempre son de algodón.